jueves, 12 de diciembre de 2013

LA HIJA DEL CÓNSUL

¡¡BUENOS Y HELADORES DÍAS PARA TOD@S!!
Uf, madre mía, cada vez soy más lenta leyendo!! Bueno, también es verdad que ciertas lecturas se saborean mejor así, poco a poco, controlando esa necesidad que tengo de DEVORARME la historia cuando esta me gusta.
Y esta en particular, me ha encantado. Me refiero a LA HIJA DEL CÓNSUL, de mi compañera Teresa Cameselle.



Bueno, ¿qué queréis? Tenía ganas de leer una novela histórica, y creo que acerté de pleno.
¿Cómo calificar la sensación sentida al adentrarme en la historia de María Elena y Alí? Con estas tres palabras, creo que me acercaría bastante: suavemente me mata (sí, ya sé que es el título de una peli, pero es que en este caso se ajusta ala perfección).
¡Y es que este príncipe tuyo me ha dejado muerta, literalmente, Teresa! Un hombre comedido, con un corazón tan grande que no le cabe en el pecho, que cae rendido a los pies de nuestra heroína... Eso por no hablar de sus ojos, su pelo, su talla de... pantalones. ¡En fin! Que me pasé suspirando la mayor parte del tiempo, más cuando, gracias al estilo impecable, elegante y sencillo de la autora, te vas adentrando en sus sentimientos por María Elena, en su capacidad de sacrificio con tal de estar con ella, en el inmenso amor que le profesa.
¿Y qué decir de ella? Como a mí me gustan, sí señor. Firme, que siente temor y miedo ante su nueva e inesperada situación pero que sabe sobreponerse a ambas emociones. Claro que con semejante hombretón al lado cualquiera no se sobrepone... 
Del resto, me quedo sin palabras. La ambientación, única y sencillamente perfecta. Si cierras los ojos, te imaginas cada lugar descrito por Teresa, cada traje e incluso cada joya o mobiliario. El erotismo (ese que solo yo y pocas más entendemos como tal, vamos, ese que ya está anticuado, pero que viene dado por una mirada, una sonrisa, unas palabras o un simple roce antes de entrar en temas de mayor relevancia), elegante también, suave y vehemente a un tiempo, consiguiendo que lo sientas en tus propias carnes.
En resumen, un libro que recomiendo encarecidamente, sobre todo a aquellas que, como yo, ya tenemos unos años y, en cierta forma, nos sentimos nostálgicas de ciertas autoras y ciertas formas de escribir.
Teresa, se notan las influencias (buenas, buenísimas) de las grandes en ti, pero con un giro muy personal que me ha encantado.
¡¡¡MUCHAS FELICIDADES, GUAPA!!!

sábado, 23 de noviembre de 2013

QUEDADA EN VALLADOLID

Bueno, aquí estoy de nuevo, esta vez muy, pero que muy retrasada, porque esta entrada la tenía que haber hecho antes.
Voy a ser sincera: en realidad, tendría que haberla hecho el pasado domingo, o el lunes a más tardar, pero he estado muy liada con otra serie de cosas y lo he ido dejando, dejando...
Hasta que las preguntas de otras compañeras me han hecho reaccionar, así que...
¡¡SOMBRITAS CASTELLANO LEONESAS, AQUÍ TENÉIS UNA CRÓNICA PEQUEÑITA, PEQUEÑITA!!

Y digo bien. "Sombritas", porque el día 16 de noviembre tuve el inmenso placer de conocer a unas cuantas foreras de nuestra añorada AUTORAS EN LA SOMBRA. Y tan grata fue mi experiencia, ¡que estoy deseando repetir!

El día no comenzó muy bien para mí, la verdad. Saber que mi autobús para Valladolid saldría cuando la mayoría de las chicas ya estarían allí no era muy alentador, pero bueno, era lo que había. Pero que encima saliera con retraso, y fuera deteniéndose en todos los pueblos habidos y por haber, ya resultó completamente desquiciante para alguien con la paciencia de una pulga.

¡¡En fin!! El caso es que, haciendo gala de una camaradería y una amabilidad que, después, tuve oportunidad de comprobar, las muchachas acudieron a la estación de autobuses y, soportando el frío y la lluvia cual valerosas guerreras... (Uy, cómo me ha quedado eso. Muy "medieval", jajajaja!!).
Pues eso, que las pobres se estaban quedando congeladas esperando por mí.

Y al fin llegué!! Mi primera impresión de ellas fue de tranquilidad, sosiego y confianza. Valores que me brindaron y que siguieron ofreciéndome cuando llegamos al restaurante (y no me preguntéis cómo se llamaba el susodicho, porque yo a Valladolid lo justito, y sin paraguas ni ná, a donde yo miraba era al suelo para no empaparme más).
Un pequeño comedor para nosotras solitas, como lo leéis. Así que... ¿Qué quiere el ciego más que ver? Entre plato y plato la conversación se fue haciendo más amena, cotidiana, fluida, como si yo las conociera de toda la vida.
Y es que estas chicas se hacen querer. De verdad. Aquí una pequeña muestra de ellas, que fueron las protagonistas.



Y aquí, otra (en esta estoy yo,aunque ODIO hacerme fotos)


Y ahora os preguntaréis: ¿De qué hablamos? ¡Pues de qué va a ser! De la familia, la crisis, lo mal que está la justicia, la ausencia de valores en nuestra sociedad... ¡Ah! Y de libros de romántica también. De nuestra mayor afición, de parte de nuestra vida... De las historias que las autoras (yo entre ellas, eh?) crean para nosotras, de las clásicas y las que acaban de emerger al mundo literario, de las españolas y extranjeras, de las que utilizan pseudónimo y las que se lanzan al vacío con su propio nombre. De sexo, palabrotas y posturas increíbles. (Joer, esto ya empieza a parecerse al anuncio de Coca Cola).
Compartimos discusiones acaloradas al abrigo de un café, risas por las burradas dichas e incluso relatadas con detalle (En este aspecto tengo mucha parte de culpa, porque yo soy un poquito bruta, y muy malhablada, lo reconozco), pero todo me resultó tan espontáneo, tan amigable, que todavía lo estoy echando de menos.



Aquí están las artífices de mi día genial (bueno, casi todas, porque hay una un poquito tímida a la que apenas se ve. Un besazo para ella!!).
Como yo hubiera dicho en mis tiempos de estudiante, un día memorable en el que conocí a gente única, hicimos una exaltación de la amistad en toda regla, y me regalaron lo que yo más necesitaba en ese momento:
Olvidarme de mis propios problemas conociendo a gente nueva, y descubrir de primera mano las opiniones, necesidades y expectativas de unas lectoras voraces y muy, pero que muy exigentes. Para que luego digan que la literatura romántica no es cultura (entre otras falacias, claro)
Si la mitad de los ministros actuales tuvieran solo un poco de la cultura que demostraron estas chicas... ¡¡OTRO GALLO NOS CANTARÍA!!

Por todo eso, y por mucho más, solo puedo deciros... ¡¡¡GRACIAS, GRACIAS Y GRACIAS!!!

¿Para cuándo la próxima?

viernes, 15 de noviembre de 2013

EN LA TORMENTA

Hola a tod@s!!
Tengo el blog un poquito abandonado, y este espacio todavía más. Y es que soy novata en las dos cosas, aunque en esto de los microrrelatos me supero, jajaja!!
Bueno, aquí os va uno de mis delirios, como me gusta llamarlos, a ver qué os parece.
Por cierto, TODO, ABSOLUTAMENTE TODO lo que aparece escrito en este blog de mi puño y letra, está debidamente registrado. (Es que se me había olvidado hacerlo notar con anterioridad. Como mi "carrera" literaria es tan corta...)

EN LA TORMENTA

Podría morir en la cama con ella.
            Eso es lo primero que pienso cuando la veo en el umbral de la puerta, armada con dos copas y champán, evaluando la diminuta toalla que cubre mis partes íntimas.
            Todo se borra de mi imaginación. El viaje programado a aquella isla paradisíaca, mi misión cumplida, los bultos escondidos bajo la cama… Incluso la fuerte tormenta que arrecia contra los cristales de mi habitación.
            Sus ojos me acarician como lo hicieron antes, cuando acortamos distancias en la piscina del hotel. Su perfume envía señales a mis instintos animales. El cuerpo, escultural y seductor, está embutido en un ajustadísimo vestido negro que deja muy poco a la imaginación. Sus interminables piernas —¡Joder, menudas piernas!—, acaban en unos zapatos negros, con finísimos tacones de vértigo y una punta de diminutas dimensiones.
Un pecado viviente.
Me siento inferior, pero intento disimularlo.
            —Sabía que me harías una visita —proclamo, como si fuera un himno a la masculinidad.
            Ella decide entrar. Se deja mimar por la luz de la mesilla de noche antes de desafiarme con la mirada.
            —Me la estabas pidiendo a gritos —responde, machacando mi autoestima.
Yo solo me fijo en sus pies.
—Caray, nena, menudos zapatos.
—Son stilettos.
—¿Cómo dices?
Ella levanta una pierna y me lanza uno de esos… stilettos, esperando que lo recoja. No la defraudo.
—Eres un aburrido —me acusa con voz melosa—. ¿Nos divertimos un poco?
—Claro.
 Uno siempre está dispuesto después de un arduo trabajo con final feliz. Cojo la copa que me ofrece. Sentada en el borde de la cama, cruza sus piernas a lo Sharon Stone. Así descubro que no lleva ropa interior.
Ella inspira. Me doy cuenta de que ha descubierto el inesperado alzamiento de mi toalla de baño.
No hay más palabras. Apenas nos acabamos el champán cuando ella se abalanza sobre mí y me tumba de espaldas. Estoy indefenso, siendo el capricho de una hermosa ninfómana, el esclavo de sus deseos, de su boca, de sus dientes, de su lengua.
Me succiona. Bebe de mí sin piedad, y yo me dejo hacer. Se apropia de mi sexo, llena su interior, me cabalga con maestría… Y me hace tocar el cielo con las manos.

Horas después, un golpe de viento me despierta.
Mi brazo está unido al cabecero de la cama. Por el tacto, imagino que son unas esposas. Alargo el otro para encender la luz.
Lo que descubro me deja mudo.
Ella exhibe su gloriosa desnudez sobre mí, victoriosa. El tacón de un stiletto presiona mi pecho. Aturdido, tardo en reconocer la reluciente placa que exhibe ante mis ojos. Cuando empiezo a comprender, veo los bultos escondidos bajo la cama, ahora desperdigados por la habitación.
—Atrapé al ladrón —proclama triunfal—. Soy inspectora de policía. Quería pasar un buen rato contigo antes de detenerte… Ya me entiendes.
Sí. Soy como un trofeo de caza.
No hay más sonido, ni resistencia por mi parte.
Tan solo el ruido de la tormenta que retumba en la ventana.
            

miércoles, 6 de noviembre de 2013

MI CUSTODIO

¡¡¡BUENOS DÍAS A TODOS!!!

Hoy estoy por aquí un poco más pronto de lo normal, pero es que la ocasión lo merece. Ya lo veréis...

Y es que... ¡¡Lo terminé!!
Sí, ya está. Mi Custodio aguardará en mi estantería para que su pedazo de autora me lo eche una firmita de esas que ella sabe echar.
Pero mientras tanto, allá va mi humilde y sincera opinión.


¿Cómo comenzar a describir todas las sensaciones que este libro me ha transmitido?
Uf!! Un poco complicado, pero lo intentaré.
Decir que la historia en sí me ha parecido increíblemente sensible, llena de fuerza, con un poder absoluto de transmisión de emociones al lector, gracias a sus protagonistas, pero también y sobre todo, al ARTE de Laura, a lo mejor es decir poco.
Decir que su estilo narrativo es la frescura personificada, la naturalidad en estado puro, mezclada de forma magistral con grandes dosis de realismo y pasión a raudales, a lo mejor es quedarme corta.
Hablar de Ronan y Alba de una forma objetiva tampoco me resulta muy fácil. ¿Quién no quiere un hombretón de su tallaje (en todos los sentidos), un completo cretino con un fondo de ternura insuperable? ¿Un hombre siempre pendiente de su hembra, posesivo lo justito y siempre justificado, con esa capacidad de sacrificio absoluto que solo da el amor más incondicional?
Por otra parte, ¿a qué hombre no le gustaría tener una Alba en su vida? ¿Una mujercita capaz de decir un coño claro cuando la ocasión lo requiere (y cuando no, también), dispuesta a no dejarse avasallar por nadie ni por nada (y por Ronan, menos que por nadie), con alma de guerrera y un enorme corazón de oro, tan grande como su capacidad para decir tacos a mansalva?
En fin. Aún estoy suspirando. Con Mi Custodio, Laura ha logrado que me meta en la piel de todos y cada uno de los personajes (y mira que hay personajes...). La alternancia de la primera y la tercera persona me ha parecido original, sencillamente perfecta. A través de Ronan, consigues ver por sus propios ojos. Es tan intenso, que en cierto modo agradeces los capítulo en tercera persona dedicados a Alba.
Los agradeces y, a un tiempo, echas de menos a ese machote que se las da de duro pero que nos desnuda su alma cuando, a través de sus pensamientos, habla directamente con nosotr@s. Sí, como lo leéis. Ronan se dirige al lector en más de una ocasión, consiguiendo un efecto de cercanía que me ha encantado.
¿Qué más puedo deciros, salvo que con ello me he reído a mandíbula batiente, me he sorprendido y, sobre todo, me he emocionado? ¿Que, después de un final espectacular y digno de todo lo anterior, solo me queda esperar al siguiente?
Por todo ello y por mucho más (mi capacidad narrativa no alcanza para elogiar todo lo que he disfrutado de esta historia), haré dos excepciones.
La primera es que voy a ponerle una nota. La segunda, consecuencia de aquella, es la nota en sí.
Porque... Laura, seguro que nunca te han puesto una calificación como la mía!!!
Pero antes, felicitarte por la magia que has desplegado en estas páginas (y no me refiero a la historia en sí, que también), por la gran persona que eres y por el futuro que te espera.
¡¡¡SIGUE ASÍ, COMPAÑERA!!!
Y ahora, allá va mi nota...
¡¡¡¡¡UN ONCE SOBRE DIEZ!!!!!
Y que conste que yo no soy persona que exagere...
¡¡¡MI MÁS SINCERA ENHORABUENA!!!

lunes, 4 de noviembre de 2013

LA DAMA DE... ¡¡HIERRO!!

Uuuuuuuffffff, pero cuánto tiempo sin pasarme por aquí!!!! Qué abandonados que os tengo, chic@s. Pero es que a veces la vida te reclama de una manera total y absoluta, sin tiempo ni ganas para nada más.
Pero bueno, como no hay mal que cien años dure, aquí estoy de nuevo, dispuesta a cerrar (¡Qué pena, jo!) la entrada relativa a personajes de LA HEREDERA.
Antes de nada, deciros que espero que esta sección haya sido muy de vuestro agrado. Para lo que no hayáis leído mi, hasta el momento, única publicación, ojalá os haya servido para despertaros la curiosidad hacia una historia preciosa de amor, aventuras y desventuras, con un final, POR SUPUESTÍSIMO, feliz.
Para l@s que ya la hayáis disfrutado... Bueno, pues eso, desmenuzar personaje por personaje y esperar que mis opiniones acerca de ellos coincidan con las vuestras.
Y ya sin más dilación, me pongo con ELLA, protagonista indiscutible de LA HEREDERA, mujer valiente, temeraria, un poco insensata pero muy inteligente... Elena Robles.



Sí, ya sé que en ocasiones sus actos no tienen mucho sentido, pero ¿quién no ha metido la pata alguna vez? ¿Quién no ha hecho alguna estupidez dejándose llevar por los sentimientos, o por la ausencia de ellos, o por el trastorno que estos nos suponen llegado el caso?
Sí, también sé que su personalidad es un poco controvertida, y que tiendo a disculparla como haría una madre con su hija pero, ¿qué queréis? A fin de cuentas, ella es mi primera "hija" literaria.
Y tiene muchísimas más virtudes que defectos.
Por ejemplo: su valor la obliga a sobreponerse al miedo en determinadas ocasiones, haciendo que maneje la inseguridad que ciertas inexperiencias le generan, a base de desparpajo. ¿Cómo si no podría enfrentarse a la labia de un mujeriego saliendo bien librada del asunto?

"[...]
-Hace un momento bebió usted de mi copa como un tabernero. Dígame si eso es propio de una dama -le contestó Diego con voz queda y conteniendo una sonrisa-. Le aseguro que otras en su situación hubieran huido despavoridas, pero usted no lo hará.
-¿Cómo está tan seguro?
[...]
-Muy sencillo -le contestó, profunda y súbitamente serio-. Yo no la dejaré marchar.
-¿Me retendrá contra mi voluntad?
[...]
-Creo que no hará falta. -Volviendo a adoptar su expresión risueña, frunció el ceño-. Me atrevería a afirmar que, a estas alturas, mi compañía es bien recibida.
-Digamos que no me desagrada usted.
Ante el desconcierto de Elena, Diego lanzó una carcajada.
-Y yo que pensaba aburrirme en otra reunión social -dijo-. Así que no le desagrado... ¡Es el mejor cumplido que me han hecho en mucho tiempo!"

¿Y cómo podría responder a la socarronería de cierto bandolero hasta el punto de dejarle sin palabras?

"[...]
-Por Cristo que eres condenadamente difícil -volvió a susurrar más tranquilo-. Si supieras lo que provocas en mí cuando te mueves como hace unos instantes, te aseguro que dejarías de hacerlo al momento.
-No es más que un cobarde que se esconde tras una máscara -farfulló enfurecida-. ¡Canalla, bellaco, ladrón...!
-¿Solo eso? -Elena se quedó boquiabierta ante la respuesta del Marqués-. Francamente, después de tus alardes y tus bravatas, esos insultos realmente sí son propios de una dama respetable. me decepcionas.
A pesar de que apenas podía respirar debido al peso de su cuerpo, Elena tomó aire y recogió el desafío.
-¡Hijo de puta! -escupió-. ¡Maldito bastardo, hijo de mil perras, desgraciado...!"

Claro que también tiene cierta picardía que queda en nada cuando se enfrenta a la voz dura y potente de la experiencia...

"[...]
-Necesito estar contigo, ¿me oyes? -susurró Diego con voz apremiante muy cerca de su cara-. Necesito verte de nuevo.
-¿Para satisfacer qué tipo de necesidades exactamente? -[...]-. Lo que usted necesita es una buena cura de humildad.
[...]
-Nunca le he suplicado a una mujer -masculló entre dientes-. En realidad, no sé hacerlo, princesa.
-Pues ya va siendo hora de que aprenda.
-¡Ja! ¿Y quién va a enseñármelo? ¿Tú?"

"[...]
-¿Aún eres virgen?
[...]
-¡Por Dios, aya! -exclamó escandalizada-. ¿Qué clase de pregunta es esa?
Con un resoplido de resignación, Rosalía se levantó y comenzó a recoger los enseres de la mesa.
-Por tu actitud veo que es así -[...]-. Y ese señor de Casanueva... ¿Te gusta?
[...]
-Sí... -admitió, aún avergonzada.
-Entonces, debes deshacerte de tu virginidad cuanto antes".

Bueno, hasta aquí varios ejemplos de cómo se las gasta mi niña.
También podría decir que es hermosa hasta el delirio, que no se deja vencer por las adversidades, sensual y desenvuelta, incluso en aquello que debería avergonzarla... Y no sigo, porque si no os tendría que transcribir el libro al completo.
 ¿A que es adorable?

martes, 8 de octubre de 2013

ANIMALES NOCTURNOS

Aquí estoy de nuevo, con otra historia acabada y, nuevamente, sorprendida para bien.
Esta vez le ha tocado el turno a ANIMALES NOCTURNOS, de Valeria Marcon.



Una portada sugerente, ¿verdad? Sobre todo, para l@s asidu@s del género fantástico entre los que, hasta este momento, yo no me encontraba, tengo que reconocerlo.
Y es que me arriesgué mucho, eso también lo reconozco. No es novela romántica, y va de vampiros. Pero no cualquier vampiro. Conforme me adentraba en sus páginas y en la historia, me iban viniendo a la mente retazos de películas donde se retrata a esos seres legendarios como siempre los hemos conocido. nada de adulteraciones que endulcen su imagen. Etienne y Antoine beben sangre humana, la sangre de sus víctimas. Son la misma cara de una moneda, el Iniciado y el Redentor, que se enfrentarán en un mundo imaginario pero descrito con Valeria con algo que se acerca mucho a la genialidad.
Su estilo narrativo me encantó. Sin utilizar palabras rebuscadas, te introduce en un mundo como el de las Cavernas casi sin que te des cuenta, con unas descripciones que demuestran una gran imaginación (sí, esa que yo siempre alabo en las escritoras de este tipo de género).
¿Quién no ha visto "Entrevista con el Vampiro" o "Drácula" en sus mejores versiones? Valeria ha rescatado la visión erótica del mordisco en el cuello, la promiscuidad que el vampiro lleva con su condición (Me gustó la historia de amor entre Etienne e Isobelle, pero también el triángulo Etienne- Isobelle- Lucrecia). Gracias a sus párrafos entrecomillados y que a mí me llegaron al alma, refleja refleja las reflexiones más profundas de esos seres atormentados, la pena de la inmortalidad no deseada, de la vida oscura a la que están condenados.
Gracias a la gran cantidad de personajes secundarios, podremos apreciar la variedad de sentimientos que poseen, y cómo, en la mayoría de los casos, se dejan llevar por los sentimientos extremos sin controlarse... Pasión, celos, pero también, la búsqueda insaciable del amor correspondido de muchas y variadas formas.
En resumen, Animales Nocturnos es un libro que me sorprendió para bien. Valeria supo recrear el mundo vampírico con una elegancia que me hizo degustarlo poco a poco, muy lentamente, hasta llegar al final.
¡¡Y qué final!! Inesperado y adecuado, aunque para alguien como yo, defensora a ultranza de otro tipo de finales, para nada deseado.
¡¡ENHORABUENA, COMPAÑERA!!

viernes, 4 de octubre de 2013

PRESENTACIÓN ONLINE EN "PASIÓN POR LA NOVELA ROMÁNTICA"

Y yo que pensaba que ya se había terminado esto de las presentaciones para LA HEREDERA, a la espera de nuevas noticias (ojalá sean buenas). Pues no, resulta que mis chicos andaluces todavía traen cola, y de la buena.
Aquí os dejo una nueva presentación online, gracias al trabajo y la simpatía de las chicas del blog PASIÓN POR LA NOVELA ROMÁNTICA"
¡¡Espero que la disfrutéis!!


martes, 1 de octubre de 2013

NUEVA ENTREVISTA

A falta de una sola entrada que recopile todas mis entrevistas (que sí, que la haré un día de estos, lo prometo...) aquí está la última, esta vez para BLOG LITERARIO LOCO, de la mano de Susana Magaña y su amor.

LEJANOS CUENTOS DE AMOR

Hoy llueve a cántaros en mi ciudad. Sí, esto es el otoño. LLuvia, días grises y melancolía a raudales.
Es esa melancolía la que hoy guía mi cabeza, yendo por otros derroteros totalmente distintos a los que me proponía. Por eso, os dejo este pequeño relato que escribí hace muchísimos años, y que hoy rescato del baúl de los recuerdos.
Para Javier, y todos los primeros amores que nunca se olvidan del todo y que aparecen cuando una menos se lo espera.



"Érase una vez una adolescente que odiaba el mundo, porque creía firmemente que el mundo la odiaba a ella. Fluctuaba entre amistades que resultaban no serlo tanto, entre espíritus afines que la dejaban de lado.
Pero una noche de enero algo sucedió.
Él vestía calzas negras, traje atemporal que complementaba con una sonora pandereta llena de alegría. Saltaba a la vista que había bebido de más. Incluso el aliento le apestaba a vino, pero se sentó a su lado y rio con ella. Había otros muchos asientos libres; sin embargo, eligió ese, y cuando la miró, sin él saberlo, marcó su destino, porque ella nunca olvidaría sus ojos, ni su sonrisa, ni nada de él, más aún por considerarlo irreal, inaccesible y lejano.
Pasó el tiempo. Ella se sentía segura en su concha. Allí nadie podría hacerla daño, aunque él ya se había apropiado de su corazón y avanzaba sobre su insegura superficie. ¿Era guapo? Ella creía que no. ¿Simpático entonces? Apenas había compartido una noche con él. No podía saberlo con exactitud.
No conocía nada de él. Estaba segura de que no volvería a verlo, pero reservaba su recuerdo más intenso para aquella noche.
Pero en ocasiones, el destino es cruel con los más necesitados. Cuando parecía que ella seguiría inmune en su coraza sin brechas, decidió aventurarse al mundo real, recoger lo que este le ofrecía a manos llenas.
Lo conoció durante horas. Aunque estaba bien a la vista, se empeñó en desechar la superficialidad y recrearse con él, en él y por él, alimentando un sentimiento que iba a crecer hasta el punto de dominarla. Se sumergió en su encanto y le amó todavía más, sabiendo a un tiempo que sería imposible.
Cuando él se fue ella se derrumbó por un solo instante, porque a partir de entonces su alma dejó de sangrar. Sus lágrimas interiores fueron peores que las de su cuerpo, porque su espíritu se halló con él, porque abandonó su ser e intentó servirle aunque él permaneciera ajeno…
Y entonces ya nada le importó salvo él. Ni siquiera ella misma. Solo él, a quien nunca podría conseguir.
Empezó conformándose con escuchar su voz en las raras ocasiones en las que se hallaba cerca de ella; eran minutos de cielo y de infierno, de música y de dolor, de luz y de oscuridad.
Pronto esos momentos se distanciaron cruelmente en el tiempo, desvaneciéndose como la niebla que da paso al sol.
Ella supo que él ni siquiera se acordaría de su nombre, ni de que la había conocido, y entonces quiso morir. Pero fue cobarde; prefirió morir poco a poco, quedarse sin corazón y sin alma, puesto que eran de él, y sin él, de nada le servían.
Juró que nunca volverían a penetrar en sus emociones. Estas se volvieron de piedra, inquebrantables, inmunes al paso del tiempo.
Creyó que ya no le quedaban más lágrimas, pero las derramó en abundancia antes de vaciarse por completo. Aún, cuando le recuerda, sigue haciéndolo. Es entonces cuando se balancea, oscila entre el pasado y el presente, y sin atreverse a mirar al futuro, se deja envolver por los recuerdos que siempre acaban en él, porque muy a su pesar no lo ha olvidado, ni le olvidará nunca.
Él habrá cambiado. Otra disfrutará de él, de sus manos de pianista, sus labios finos dibujando en el espacio cálidas sonrisas, de sus ojos oscuros rebosando dulces palabras de amor.
Nunca volverá a verlo, pero cuando cierra los ojos, lo ve tal y como lo conoció, y entonces vuelve a sentir, a creer firmemente que vuelve a tener un corazón… Un corazón que no podrá entregar a nadie, porque pertenece a aquel que conoció una noche cualquiera en no importa qué lugar.
Se siente segura en su anonimato. Aún hoy piensa que, si él conociera una mínima parte de lo que ella le amó, todo se derrumbaría como un castillo de naipes.
Pero sabe que, si su amor por él se destruyera del todo, jamás podría vivir viva, sino que lo que haría es, como lo hace cada día, vivir MUERTA".

Y para rematar, una cita de autor desconocido pero que siempre me gustó:

"Se va la gente... No podemos hacer que vuelva. No podemos renacer sus mundos secretos, y siempre tengo ganas de gritar ante esta impotencia".

jueves, 26 de septiembre de 2013

ESOS OJOS NEGROS

Después de niños, deberes, limpiezas a fondo, lecturas, escrituras y mudanzas, ¡POR FIN VUELVO!
Sí, amig@s, el tiempo pasa, y los protagonistas indiscutibles de LA HEREDERA me piden paso.
En vista de que Diego arrasa entre mis lector@s, empezaré con él.

Ya sé que la mayoría le habéis puesto un rostro determinado y muy, pero que muy, famoso. Ya sé que su personalidad os recordaba a otras... Pero no. Diego de Casanueva es único, inimitable. Vamos, que con él se rompió el molde.
Y es una pena porque, ¿qué fémina no querría con ella un morenazo de ojos negros, alto y atlético, de sonrisa sensual y labia apabullante? ¿A quién no le gustaría dejarse seducir por la voz de la experiencia, el toque distinguido de la elegancia y las tablas amorosas de quien está acostumbrado a lidiar en ese terreno pasional? ¿Quién no se desmayaría ante un hombre trabajador, generoso, diligente con sus negocios y subordinados, de firmes resoluciones y con infiniiiiiiiiita paciencia?
Todo eso, y mucho más, es Diego de Casanueva. Un hombre al que, pese a sus orígenes, nada ni nadie se le ponen por delante. Seguro de sí mismo y de su encanto con el sexo opuesto... Hasta que aparece Elena Robles, es decir, "problemas" con mayúsculas.
A partir de ahí, su aplomo se tambalea, sus convicciones cambian, y su corazón empieza a palpitar por toda una serie de emociones aún por descubrir...
Ah, que queréis saber más... Bueno, empezaré por ponerle una cara diferente a las que se le han asignado, pero espero que igual de atractiva.


¡¡Aquí lo tenéis!! Es Casanueva, el dueño de un cortijo, media fábrica de aceite y una casa señorial en plena ciudad de Ronda. No sé, quizá esa casa podría ser algo así:


Con estas credenciales, ¿quién no se enamoraría de él? Pues a mi Elena le cuesta bastante decidirse, ya veis, porque una cosa es pasar un buen rato con un buen mozo y todos sus atributos, y otra muy distinta caer rendida a sus pies.
Aquí os dejo un par de fragmentos donde él puede sacar a relucir una parte de sus encantos. El primero de ellos es inédito, y forma parte de una conversación entre Diego y don Fabián:

"[...]
-De cualquier manera, continúa siendo menor de edad -siguió objetando (Don Fabián) con los ojos entrecerrados-. Podríamos tener problemas de otra índole.
Suspirando exasperado, Diego abrió las piernas y puso los brazos en jarras.
-¿Y si le digo que la he deshonrado? ¿Que me he acostado con ella y la he desflorado? ¿Ayudaría en algo? Quisiera reparar el agravio cometido, padre.
Con una severa y reprobadora mirada, don Fabián volvió a sentarse.
-¿Lo has hecho? -preguntó muy despacio.
-¿La ha visto bien? -respondió él, como si fuera evidente el camino a seguir cuando de Elena se trataba-. ¿Cómo podría no hacerlo? Ahora tendrá que ayudarme...
Hubiera podido dudar de aquellas afirmaciones, pero en lo que a mujeres se refería, Diego nunca mentía. No necesitaba jactarse de hazañas que no eran suyas para que estas cayeran rendidas a sus pies."

La siguiente es un pequeño fragmento de una "negociación" muy peculiar. Juzgad vosotr@s mism@s:

"[...]
-Todo cortejo persigue un fin -dijo ella sin aliento.
-Y el mío es el más noble de todos, te lo aseguro. -Con sus ojos negros centelleando de placer, Diego alargó una mano y acarició su mejilla-. Vamos, princesa, confía en mí. yo nunca te haría daño.
¡Sus palabras sonaban tan sinceras!
En realidad deseaba que ella le conociera. Lo adivinó cuando se adentró en la profundidad de los pozos oscuros de su mirada, cuando exhaló un suspiro de anhelo y cerró los párpados de nuevo.
Y ella ansiaba conocerle; se moría por aquel tipo de atenciones, deseaba sentirse halagada y pedía a gritos ser iniciada en el mundo misterioso del placer y el erotismo.
-De acuerdo -accedió, [...]-. Le doy dos semanas.
[...]
-Cuatro -exigió, divertido por el regateo.
-Tres -contraatacó ella implacable-. Es mi última oferta.
[...]
-No te negarás a nada de lo que yo proponga -aseguró-. A nada. Y esa, señorita, también es mi última oferta."

Espero que os haya gustado, porque a mí, con solo recordarlo, ¡se me han deshecho hasta las ideas!

martes, 10 de septiembre de 2013

BAJO LAS ESTRELLAS

De nuevo estoy aquí con otra lectura terminada; de nuevo un libro de una autora española, y de nuevo me ha sorprendido gratamente. Y es que tenemos una materia prima impagable en nuestro país.

En esta ocasión, Ana Iturgaiz y su BAJO LAS ESTRELLAS han sido el "objeto" de mis desvelos, jajaja!!



Y es que Mar, Gabriel, y un largo etcétera de secundarios transitorios pero imprescindibles, han conseguido que disfrutara de una lectura amena, con una ambientación inmejorable, un estilo sencillo y lleno de diálogos ingeniosos, y un trabajo de documentación, perfecto no, LO SIGUIENTE!!
Una novela completa donde la historia de amor transcurre lentamente, pero que hace que paladees cada momento entre los protagonistas. Una novela donde la trama romántica se ve perfectamente acompañada por un montón de aventuras que te hacen desear más. Una novela donde las sorpresas te acompañan casi hasta el mismo final.
Me encantó Mar, una mujer fuerte, valiente, soñadora pero con gran capacidad de reacción.
Pero Gabriel... ¡Ay, Gabriel! Lo que hoy día se llamaría un "todo terreno", un hombre endurecido por los reveses de la vida, pero que cae rendido a los pies de Mar en cuanto la ve. Un hombre que, finalmente, acaba siendo "víctima" del destino que se empeña en unirlo a ella pese a que él intenta lo contrario una y otra vez. Generoso, humano, con un montón de pequeños defectillos que subsana con creces... Vamos, un cielo de hombre.
Ana, un día te oí decir que no tenías imaginación. Menos mal, porque de lo contrario... ¡¡TIEMBLA, JULIO VERNE!!
Por cierto... ¿Quedaría muy mal decir que, solo quizá, mi personaje favorito es Feliciana?

viernes, 6 de septiembre de 2013

¿ES UN PÁJARO... ES UN AVIÓN...? ¡NO! ¡ES... EL MARQUÉS!

Aquí estoy de nuevo, a la carga después de superar el disgusto al comprobar que se me va el verano...
Y esta vez, vuelvo con fuerza, a punto de llegar a la meta en lo que a personajes de LA HEREDERA se refiere.
Sí, ya se acaban (¡Menudo asco!), ya solo quedan los tres mosqueteros, a saber: El Marqués, Diego de Casanueva y Elena Robles.
Así que vamos a comenzar por el primero de ellos.
Podríamos llemarlo de muchas formas sin que ninguna dijera su verdadera identidad. "Educado", "listo", "honorable", "intachable"... Pero dejémoslo en "El Marqués", ese sobrenombre impuesto por los Civiles ante la imposibilidad de averiguar su verdadera identidad. Ese mote elegante que hace honor a sus modales, incluso a la hora de liberar reos.

Sí, aquí lo tenéis, fiel a su cita con su creadora y con tod@s l@s lector@s que han disfrutado con LA HEREDERA.
Un hombre misterioso, cuyos actos son impulsados por fuertes motivos de naturaleza moral que iréis comprendiendo conforme avance la novela...
Parece que es invencible. Al menos, eso piensan sus perseguidores... Pero, como todo el mundo, él también tiene su Talón de Aquiles.
Elena Robles.

Y es que sus intempestivos encuentros le levantan ampollas... Y otras cosas, jajaja!!. Ella sabrá ganarse su corazón y su alma. Contará con su fidelidad absoluta y su ayuda incondicional para todo aquello que se propone.
Después de unos cuantos tiras y aflojas, claro está. Pero antes de ir más allá, os dejo una fotografía muy definitoria y claramente inspiradora. 




¡¡AQUÍ ESTÁ!! La famosa cascada, el inicio de su idilio apasionado, cuyo frescor innato le sacará de más de un apuro físico y mental...











Bueno, como la paciencia nunca ha sido una de mis virtudes, no voy a tentar más a la suerte y me apresuraré a deleitaros con uno de los pasajes que son, por derecho propio, patrimonio casi exclusivo del Marqués, pero antes... ¡¡AVISAD A LOS BOMBEROS, PORQUE SALTARÁN CHISPAS!!:

"[...]
Elena no contestó. Se debatió y se retorció debajo de él (El Marqués) como una gata arrinconada por una jauría de perros, pero todo fue inútil, y solo cuando comprendió que estaba a su merced, su forcejeo cesó. Estuvieron mirándose en silencio unos segundos, con el único sonido de sus respiraciones agitadas por la ira y el esfuerzo realizado. Esta vez el rostro del Marqués estaba serio, con los labios apretados y una mirada de advertencia en sus ojos oscuros que no logró intimidarle.
-Por Cristo que eres condenadamente difícil -volvió a susurrar más tranquilo-. Si supieras lo que provocas en mí cuando te mueves como hace unos instantes, te aseguro que dejarías de hacerlo al momento.
-No es más que un cobarde que se esconde tras una máscara -farfulló enfurecida-. ¡Canalla, bellaco, ladrón...!
-¿Solo eso? -Elena se quedó boquiabierta ante la respuesta del Marqués-. Francamente, después de tus alardes y tus bravatas, esos insultos realmente sí son propios de una dama respetable. Me decepcionas.
A pesar de que apenas podía respirar debido al peso de su cuerpo, Elena tomó aire y recogió el desafío.
-¡Hijo de puta! -escupió-. ¡Maldito bastardo, hijo de mil perras, desgraciado...!".

Espero que os haya gustado. ¡Hasta la próxima!


viernes, 23 de agosto de 2013

EL SUEÑO DE CARLOTA

Hola de nuevo a todos!!
Qué poco tiempo ha pasado desde mi última entrada, ¿verdad? Pero es que estoy a punto de inaugurar una nueva sección en mi blog. Se llamará RELATOS, y en ella os iré informando de aquellas antologías-concursos en los que participe, así como otra serie de relatos que mi imaginación fabrique y que no tengan mayores pretensiones que las de aparecer en mi blog, para vuestro deleite (o eso espero...)

Para comenzar con buen pie (y nunca mejor dicho) entra en escena EL SUEÑO DE CARLOTA, un proyecto que nació gracias a Miriam Moreno, una excepcional amiga virtual que me propuso hacer una versión nueva de un cuento clásico, para participar en una antología de cuentos, cuyas ganancias irán a parar directamente a una ONG que dedique sus esfuerzos a mejorar la situación de muchos niños en el mundo.
La propuesta surgió hace tiempo. Yo, como tant@s compañer@s, aceptamos, y hoy ya casi es una realidad.

Si todo va bien, en septiembre 20 VOCES PARA 20 CLÁSICOS, que así se llama la antología, verá la luz.
Aquí os dejo mi pequeño granito de arena. Espero que os guste. Ya me diréis...

EL SUEÑO DE CARLOTA
(Versión de LA CENICIENTA)
Realizada por Elena Garquin.

            —¡Carlotaaaa! ¡Necesito que me hagas la cama, ahora mismo!
Carlota subió la potencia de la aspiradora, para que el ruido no la dejara oír los berridos de sus hermanastras.
            —Pero mira que son vagas… —gruñó.
            Decidió dedicarse con más ahínco a sus tareas diarias. Tarde o temprano ellas se aburrirían de martirizarla, y para cuando su madrastra llegase, ya ni se acordarían de ella.
            Cuando dejó la aspiradora cogió el plumero. Repasó a conciencia cada rincón de la casa, incluido el retrato de su padre. Cuando llegó a ese punto, recordó su situación.
            En aquel pueblo perdido de la mano de Dios, su padre había sido un hombre rico y respetado, que se había casado por segunda vez con la que ahora era su madrastra.
            Esta tenía dos hijas, Gervasia y Hermenegilda, cuyas máximas aspiraciones en la vida se resumían en: martirizar a Carlota, martirizar a Carlota y martirizar a Carlota.
            Su padre murió, y con él se fue toda su fortuna. Su madrastra se dedicó a malgastarla en estupideces tales como pasarse el día en el salón de belleza, abarrotar su armario de trapos inútiles, o intentar que sus hijas pareciesen guapas, cuando su carácter repelente las hacía francamente horrorosas.
            Ellas no pensaban más que en chicos y juergas. Algo que no cabía en la vida ajetreada de Carlota.
            Además estaba lo otro. La afición de Gervasia y Hermenegilda por la música.
            Su madrastra se había gastado una pequeña fortuna en profesores de canto que afinaran la voz de pito de las chicas, sin ningún resultado satisfactorio. Ellas estaban convencidas de que lo hacían divinamente, pero los oídos de Carlota eran los principales perjudicados. Se veía obligada a escuchar sus graznidos a todas horas, porque gracias al despilfarro de su madrastra, habían tenido que prescindir de los servicios de una empleada del hogar, para que Carlota se hiciera cargo de todas las tareas.
            Y así era su vida; duro trabajo, con una pequeña casa que aún le debían al banco y sin posibilidades de estudiar para lo que ella sí que valía.
            Y es que Carlota cantaba como los ángeles. Lo hacía de noche, en un pequeño cuartucho secreto alejado de las tres brujas pirujas, para que nadie la oyera. Se imaginaba que, algún día, un hada madrina la tocaría con su varita mágica para lanzarla a la fama y la gloria.
            Pero solo eran sueños.
            De momento, ella trabajaba para lograrlo. Había creado una hermosa canción dedicada a su padre, y la perfeccionaba en cuanto tenía oportunidad.

            —¡Mirad lo que traigo, chicas!
            Cuando su madrastra entró por la puerta, Gervasia y Hermenegilda devoraron la invitación que llevaba de la mano. Carlota se hizo la remolona, pero aún así pudo ver de qué se trataba.
            —¡Es de la discográfica «Príncipe Azul» —exclamó Gervasia.
            —¡Están buscando nuevos talentos! —apuntó Hermenegilda.
            —Y organizarán una fiesta dentro de tres días para encontrar a la mejor voz de la comarca —afirmó la madrastra.
            Las tres comenzaron a gritar y saltar de alegría. Ninguna se dio cuenta de que Carlota también sonreía mientras se retiraba a su cuarto secreto, dispuesta a hacer horas extra de canto para conseguir lo que tanto había querido siempre.

            —Raúl, hijo, más te vale que todo salga bien, porque de lo contrario se te van a  acabar los lujos. No tendrás ni una propina más.
            —Papá, no te preocupes, ¿vale? Con la crisis seguro que habrá muchos aspirantes que aparezcan en la fiesta. Entre tanta gente, alguien cantará como esperamos.
            O eso deseaba Raúl. Un ángel que le ayudara a conseguir que la discográfica se hiciera de oro. Un hada de los sueños que apareciera para concederle todos sus deseos. Así, él no tendría que dar un palo al agua y podría seguir viviendo del cuento, saliendo por ahí de fiesta y ligando con chicas a diestro y siniestro, porque por algo era tan guapo, listo y simpático.
            Para eso era el hijo de su padre. Para eso su padre era tan rico que en vez de ojos tenía el símbolo del dólar.
            Claro que su padre ahora se había puesto pesado con eso de que en la vida había que ser alguien, que tenía que trabajar duro porque a nadie le regalaban nada…
            —Sigo pensando que la idea de la fiesta tiene sus inconvenientes, pero puesto que ha salido de ti, le daremos una oportunidad.
            Y Raúl sonrió convencido de que, esta vez, conseguiría lo que su padre esperaba de él. Aunque para ello tuviera que creer en la magia.

Carlota estaba sudando la gota gorda de tanto trabajar.
Y es que su madrastra le había dado permiso para asistir a la fiesta de «Príncipe Azul». Siempre que hubiera terminado de planchar los kilos de ropa que la esperaban, recoger todos los cacharros del lavavajillas, limpiar los cristales, quitar del baño los incómodos pelos de Gervasia y Hermenegilda…
En fin, que ya había perdido la cuenta de las tareas pendientes, cuando vio desesperada cómo sus hermanastras y su madrastra salían por la puerta todas emperifolladas sin dirigirle siquiera una triste despedida.
—¡Eh, esperad! —gritó—. ¡Os olvidáis de mí!
—De eso nada —le respondió la madrastra—. Si no has acabado, no hay fiesta, ya lo sabes.
Y se marcharon las tres dándole con la puerta en las narices.
Carlota era una chica fuerte y valiente, y muy trabajadora. Pero aún así, se puso a llorar llena de rabia.
—Nunca podré terminar, nunca podré terminar… —se repetía—. Son unas brujas…
—Cierto. Y unas malvadas, y unas vagas indecentes, y unas ladronas…
Carlota levantó la cabeza asustadísima al oír aquella voz. Cuando vio a la hermosa mujer que se presentaba ante ella, se frotó los ojos varias veces, pensando que era una visión.
Pero aquella mujer era bien real. Le sonrió y agitó la varita mágica que llevaba en la mano.
—Esto no me puede estar pasando…
—Te aseguro que sí, querida.
A Carlota casi le da un patatús.
—Esto solo pasa en los cuentos… —se dijo a sí misma.
—Oye, tú no serás una de esas chicas modernas que no creen en la magia, ¿verdad? Porque en ese caso, guardaré mis poderes para quien de verdad los aprecie.
Pero Carlota ahora sonreía de oreja a oreja, convencida del todo de que aquello no era un sueño, sino algo bien real. Ni se le hubiera ocurrido decirle que ella era una chica moderna que solo creía en lo que era de pura lógica. Ni fantasmas, ni brujas volando montadas en escobas, ni Hadas con varitas en la mano capaces de cambiar el destino de una.
—Eres mi hada Madrina, claro.
—Claro —repitió la mujer acercándose a ella para examinar sus vaqueros gastados, su camiseta roída y su melena mal recogida—.Ya veo que necesitas un buen repaso, niña, así que… ¡Manos a la obra! Cuando te oigan cantar en la fiesta, ¡se van a caer de culo!
—¿Vas a ayudarme?
—Por supuesto. Tendrás lo que deseas si sabes aprovechar el tiempo, hijita —afirmó el Hada Madrina—. Solo tendrás hasta las doce de la noche. A partir de ahí, todo desaparecerá. Volverás a tu casa, a tu familia odiosa y a tus problemas.

Cuando Carlota apareció en la fiesta, todo el mundo enmudeció. Su madrastra no la reconoció, y sus hermanastras, que en ese momento estaban interpretando una de sus horrendas canciones, se callaron para poder mirarla a gusto.
Y es que su Madrina la había dejado tan hermosa que nadie sabía quién era.
Cuando Raúl puso sus ojos sobre ella, pensó que acababa de entrar en el Cielo. Su vestido rosa le llegaba hasta las rodillas. Llevaba unas sandalias con unos tacones de vértigo, un elegante peinado y un maquillaje a la moda.
Aprovechando el desconcierto general, echó a sus hermanastras del escenario y repartió la partitura entre los músicos. Después cogió el micrófono, y a partir de ahí todo fue como la seda.
Raúl se enamoró de ella instantáneamente. De su hermosura y de su voz. Era como la de un ángel, suave, melodiosa. Estaba tan fascinado que, cuando la canción terminó, la invitó a bailar el resto de las piezas musicales que aún quedaban por interpretar.
A Carlota le pareció guapo, amable y muy simpático. Hablaron y bailaron durante horas, y para Raúl no hubo otra canción mejor que la de Carlota.
Hasta que la primera de las doce campanadas comenzó a sonar. Entonces ella se apartó de él recordando la advertencia del Hada Madrina.
—¡Tengo que marcharme! —exclamó.
—Pero, ¿por qué? ¿No te estás divirtiendo?
—¡Me lo estoy pasando divinamente, pero el tiempo se me acaba!
Echó a correr hacia su casa, sin darse cuenta de que no estaba acostumbrada a hacerlo desde la altura de aquellos tacones. Para correr con más rapidez, decidió llevar las sandalias cogidas de la mano, pero en su huída, una se le cayó sin que se diera cuenta.
Raúl, que la perseguía resuelto a no dejarla escapar, la recogió y sonrió.
—Ya sé cómo encontrarte —murmuró.

El pueblo entero estaba revolucionado. Y es que el heredero de la discográfica de la capital, andaba por allí, sandalia en mano, en busca de la musa que lo tenía embobado.
Casa por casa, pie por pie, todas las mozas casaderas se fueron probando el calzado, hasta que le tocó el turno a la casa de Carlota.
Fue el mismo Raúl quien intentó colocar la sandalia a Hermenegilda… Y cuando vio lo prepotente y maleducada que era, casi se alegró de que su pie fuera demasiado grande.
Después le tocó el turno al pie diminuto de Gervasia.
—Es mi número, ¿ves? —decía—. ¡Es mi número!
Raúl se alegró de que no lo fuera. Cuando preguntó si había alguna joven más en la casa, Carlota apareció como por arte de magia.
Desde la noche de la fiesta no había podido dejar de pensar en él. Cosa extraña, porque el tema de los chicos ni siquiera asomaba por su cabeza. Normalmente tenía otros problemas mucho más importantes en ella.
Él no la reconoció. La invitó a que se probara la sandalia y… ¡Oh, milagro! ¡Le quedaba como un guante!
¡Era ella! ¡La había encontrado por fin!

Ahora, mis queridos lectores, os preguntaréis si, como en el cuento, Carlota y Raúl se casaron. Bueno… No exactamente.
Se gustaban. Mucho. Estaban enamorados.
Pero había otras cosas mucho más importantes para solucionar.
Los dos se fueron a vivir juntos a la capital. Carlota comenzó a estudiar mucho para perfeccionar su voz, y tiempo después grabó un disco de la mano de Raúl y «Príncipe Azul». Con el dinero que ganó, acabó de pagar la hipoteca de la casa de su padre.
¿Qué pasó con la madrastra, Gervasia y Hermenegilda? Pues lo que tenía que pasar. En vista de que el gorroneo se les había acabado, la madrastra acabó trabajando para Carlota, limpiando su casa día y noche. Podía haberla echado, pero en el fondo le dio pena. Sus hijas tuvieron que buscarse otro trabajo, y todos los lujos a los que estaban acostumbradas tocaron a su fin.
¿Y Carlota y Raúl? ¿Finalmente se casaron?
Por supuesto que lo hicieron, mucho tiempo después. Pero eso, amigos míos, es otra historia.