Muchas emociones han pasado por mi cabeza mientras devoraba las páginas de esta novela. Una ambientación exquisita, una narración directa, sin tapujos, que en más de una ocasión me puso los pelos de punta por su crudeza. Arlette, tienes magia en los dedos, compañera. La profundidad de los personajes es asombrosa, las descripciones te transportan a una Roma infestada de conspiraciones, donde nada es seguro y en un momento la vida daba un giro de ciento ochenta grados.
Fue tal mi ensimismamiento en la historia, que ni siquiera eché de menos la trama romántica. Cuando esta apareció realmente... ¡Me di cuenta de que me había leído la mitad del libro!
¿Y qué decir de los personajes? Máximo es un general en todos los aspectos de su vida, hasta que se ve desbordado por la juventud explosiva de Aradia. Posee todas las virtudes que otorgan la experiencia en la vida, la autodisciplina y la edad, aparte de un físico envidiable y unas dotes amatorias que para sí las quisieran muchos...
Aradia es muy joven. Siempre ha vivido entre algodones, guardando un amor por Máximo que él ni siquiera intuye, puesto que la ve como a una niña. Pero el destino hace que la crueldad de la vida la golpee de pleno, y que se convierta en la esposa de Máximo.
No cuento más para no destripar la trama... ¡Menuda trama! Sólida, con una documentación excepcional (en muchos casos me recordó mis estudios de derecho romano en la facultad), que te atrapa desde la primera linea.
En conclusión, si queréis leer "una de romanos", con una preciosa historia de amor de por medio, este es vuestro libro.
