martes, 2 de julio de 2013

DE MENDIGO A PRÍNCIPE

Esta semana, para mí y en lo que se refiere a trabajo, se termina el jueves. Por eso, todo lo que tengo planeado hacer debe salir un poco más comprimido, o rápido, como se prefiera.

Siguiendo con las entradas semanales de mi blog, referentes a los personajes de LA HEREDERA, hoy le toca el turno a Pablo Guerrero, o Pablo El Bastardo. Ya de entrada su apodo dice bastante de él. Pero no todo, claro. Compañero de juegos de nuestra protagonista desde niño, para nadie es un secreto su origen. Él mismo lo asimila desde que tiene uso de razón, aunque posee un carácter indómito que le hará rebelarse contra uno de los mayores tiranos que el cortijo La Dorada, ha conocido.
Aquí os lo muestro, para que no tengáis dificultad en ponerle cara.



Es arrojado, valiente y atractivo. Tanto que conquistará un corazón, aparentemente, inaccesible para él, pero que resultará estar hecho a su medida. De hecho, le salvará de más de un apuro creado por sus ideales anarquistas... Pero bueno, mejor os lo presento con unas pocas palabras de su boca.

"[...] Qué estúpido y qué tonto confiado había sido. Por eso aquel terrateniente prepotente esperaba su visita.
El señor de Casanueva había tenido una bonita manera de hacerle ver de una vez cuál era el sitio que le correspondía en el mundo.
-Algunas conciencias no están en venta, señor -fue su airada respuesta, y se levantó dispuesto a marcharse-. Se ha equivocado usted conmigo. No vine hasta aquí buscando limosna.
-Ni yo estoy dispuesto a darla, créame. -Como si esperara su respuesta, Diego le extendió un papel y lo mantuvo en alto hasta que Pablo lo recogió-. Si se toma la molestia de leerlo, verá que quizá sea usted el equivocado.
El documento comenzó a dar vueltas en sus manos, hasta que lo dejó sobre la mesa con expresión triste.
-No sé leer -confesó, y bajó los ojos avergonzado. [...]

En el fondo, y aunque el orgullo le pueda a veces, es un cielo de hombre, os lo garantizo.


LOS OJOS DEL BOSQUE

Esta semana estoy muuuuyyyy liada (¡Menuda novedad!), y tengo previstas varias entradas, así que iré con la primera y, a mi juicio, una de las más importantes, por el valor humano de la escritora en cuestión y por el valor literario de su obra.



¿Qué puedo decir de él? Que estaba deseando terminarlo (y no porque me resultara aburrido, ojo), para poder emitir aquí una pequeña opinión acerca de sus páginas, siempre desde mi más sincera humildad. Que soy consciente de que su autora es una MAESTRA (en más de un sentido) de quien tod@s tendríamos mucho que aprender... Y QUE ¡AL FIN!, PUEDO DECIR SIN NINGUNA SOMBRA DE DUDA, QUE SUS PERSONAJES PRINCIPALES ME HAN CAUTIVADO.

Sí digo bien, personajes en plural, a pesar de que casi siempre les encuentro alguna pega (a unos más que a otros). Pero es que Bruno, "mi" Bruno, me ha cautivado desde la primera línea. Lyda, por Dios, ¿dónde está ese hombre? ¿Existe fuera de tu imaginación ese cúmulo de paciencia infinita, seguridad manifiesta, atractivo irrefutable y encantadora cabezonería? Porque si es así... ¡DIME INMEDIATAMENTE DÓNDE ENCONTRARLO!
Él es el "hombre tranquilo", que incluso en las circunstancias adversas parece crecerse, que sabe manejar cualquier tipo de situación, el complemento perfecto para Cristina.
Y lo mejor de todo es que ella también me ha encandilado. Con apariencia distante, fría en ocasiones, con la elegancia que otorga el saber estar innato y mucha, pero que mucha, inseguridad, consecuencia directa de una vida en solitario plagada de duras pruebas que ha tenido que superar. Precisamente ese afán de superación es lo que, a mi juicio, hace que todos los errores que comete en su relación con Bruno, queden enterrados, porque a lo largo de la novela, se puede disfrutar de la metamorfosis de Cristina Olabide. Una metamorfosis relativa, porque ella es fuerte, valerosa, luchadora hasta el final. Solo necesita confiar más en el género humano... Y esa confianza corre por cuenta de Bruno.
El único "pero" que le pongo (muy pequeño, en comparación con la magnificencia general de la obra) es que en ocasiones, el extraordinario don de Lydia para describir, se hace un poco lento, además de que, según mi modesto criterio de escritora recién salida del horno, quizá hubiera debido darle un poco más de protagonismo a la trama de suspense.
Por lo demás, un conjunto armonioso en el que nada está fuera de lugar. Un canto al amor con toques de realismo que no restan romanticismo a la historia, narrado de manera impecable por la autora, con una expresión sublime y unos diálogos que te hacen sentir cada emoción. Con personajes secundarios entrañables y perfectos en su función, y un acabado como los de antes, sin mácula, que dicen mucho del nivel narrativo de su autora.
En definitiva, un libro con el que sentarse y disfrutar, que te hará adentrarte en su historia. ¡LYDIA, ME ENCANTÓ!