martes, 8 de octubre de 2013

ANIMALES NOCTURNOS

Aquí estoy de nuevo, con otra historia acabada y, nuevamente, sorprendida para bien.
Esta vez le ha tocado el turno a ANIMALES NOCTURNOS, de Valeria Marcon.



Una portada sugerente, ¿verdad? Sobre todo, para l@s asidu@s del género fantástico entre los que, hasta este momento, yo no me encontraba, tengo que reconocerlo.
Y es que me arriesgué mucho, eso también lo reconozco. No es novela romántica, y va de vampiros. Pero no cualquier vampiro. Conforme me adentraba en sus páginas y en la historia, me iban viniendo a la mente retazos de películas donde se retrata a esos seres legendarios como siempre los hemos conocido. nada de adulteraciones que endulcen su imagen. Etienne y Antoine beben sangre humana, la sangre de sus víctimas. Son la misma cara de una moneda, el Iniciado y el Redentor, que se enfrentarán en un mundo imaginario pero descrito con Valeria con algo que se acerca mucho a la genialidad.
Su estilo narrativo me encantó. Sin utilizar palabras rebuscadas, te introduce en un mundo como el de las Cavernas casi sin que te des cuenta, con unas descripciones que demuestran una gran imaginación (sí, esa que yo siempre alabo en las escritoras de este tipo de género).
¿Quién no ha visto "Entrevista con el Vampiro" o "Drácula" en sus mejores versiones? Valeria ha rescatado la visión erótica del mordisco en el cuello, la promiscuidad que el vampiro lleva con su condición (Me gustó la historia de amor entre Etienne e Isobelle, pero también el triángulo Etienne- Isobelle- Lucrecia). Gracias a sus párrafos entrecomillados y que a mí me llegaron al alma, refleja refleja las reflexiones más profundas de esos seres atormentados, la pena de la inmortalidad no deseada, de la vida oscura a la que están condenados.
Gracias a la gran cantidad de personajes secundarios, podremos apreciar la variedad de sentimientos que poseen, y cómo, en la mayoría de los casos, se dejan llevar por los sentimientos extremos sin controlarse... Pasión, celos, pero también, la búsqueda insaciable del amor correspondido de muchas y variadas formas.
En resumen, Animales Nocturnos es un libro que me sorprendió para bien. Valeria supo recrear el mundo vampírico con una elegancia que me hizo degustarlo poco a poco, muy lentamente, hasta llegar al final.
¡¡Y qué final!! Inesperado y adecuado, aunque para alguien como yo, defensora a ultranza de otro tipo de finales, para nada deseado.
¡¡ENHORABUENA, COMPAÑERA!!

viernes, 4 de octubre de 2013

PRESENTACIÓN ONLINE EN "PASIÓN POR LA NOVELA ROMÁNTICA"

Y yo que pensaba que ya se había terminado esto de las presentaciones para LA HEREDERA, a la espera de nuevas noticias (ojalá sean buenas). Pues no, resulta que mis chicos andaluces todavía traen cola, y de la buena.
Aquí os dejo una nueva presentación online, gracias al trabajo y la simpatía de las chicas del blog PASIÓN POR LA NOVELA ROMÁNTICA"
¡¡Espero que la disfrutéis!!


martes, 1 de octubre de 2013

NUEVA ENTREVISTA

A falta de una sola entrada que recopile todas mis entrevistas (que sí, que la haré un día de estos, lo prometo...) aquí está la última, esta vez para BLOG LITERARIO LOCO, de la mano de Susana Magaña y su amor.

LEJANOS CUENTOS DE AMOR

Hoy llueve a cántaros en mi ciudad. Sí, esto es el otoño. LLuvia, días grises y melancolía a raudales.
Es esa melancolía la que hoy guía mi cabeza, yendo por otros derroteros totalmente distintos a los que me proponía. Por eso, os dejo este pequeño relato que escribí hace muchísimos años, y que hoy rescato del baúl de los recuerdos.
Para Javier, y todos los primeros amores que nunca se olvidan del todo y que aparecen cuando una menos se lo espera.



"Érase una vez una adolescente que odiaba el mundo, porque creía firmemente que el mundo la odiaba a ella. Fluctuaba entre amistades que resultaban no serlo tanto, entre espíritus afines que la dejaban de lado.
Pero una noche de enero algo sucedió.
Él vestía calzas negras, traje atemporal que complementaba con una sonora pandereta llena de alegría. Saltaba a la vista que había bebido de más. Incluso el aliento le apestaba a vino, pero se sentó a su lado y rio con ella. Había otros muchos asientos libres; sin embargo, eligió ese, y cuando la miró, sin él saberlo, marcó su destino, porque ella nunca olvidaría sus ojos, ni su sonrisa, ni nada de él, más aún por considerarlo irreal, inaccesible y lejano.
Pasó el tiempo. Ella se sentía segura en su concha. Allí nadie podría hacerla daño, aunque él ya se había apropiado de su corazón y avanzaba sobre su insegura superficie. ¿Era guapo? Ella creía que no. ¿Simpático entonces? Apenas había compartido una noche con él. No podía saberlo con exactitud.
No conocía nada de él. Estaba segura de que no volvería a verlo, pero reservaba su recuerdo más intenso para aquella noche.
Pero en ocasiones, el destino es cruel con los más necesitados. Cuando parecía que ella seguiría inmune en su coraza sin brechas, decidió aventurarse al mundo real, recoger lo que este le ofrecía a manos llenas.
Lo conoció durante horas. Aunque estaba bien a la vista, se empeñó en desechar la superficialidad y recrearse con él, en él y por él, alimentando un sentimiento que iba a crecer hasta el punto de dominarla. Se sumergió en su encanto y le amó todavía más, sabiendo a un tiempo que sería imposible.
Cuando él se fue ella se derrumbó por un solo instante, porque a partir de entonces su alma dejó de sangrar. Sus lágrimas interiores fueron peores que las de su cuerpo, porque su espíritu se halló con él, porque abandonó su ser e intentó servirle aunque él permaneciera ajeno…
Y entonces ya nada le importó salvo él. Ni siquiera ella misma. Solo él, a quien nunca podría conseguir.
Empezó conformándose con escuchar su voz en las raras ocasiones en las que se hallaba cerca de ella; eran minutos de cielo y de infierno, de música y de dolor, de luz y de oscuridad.
Pronto esos momentos se distanciaron cruelmente en el tiempo, desvaneciéndose como la niebla que da paso al sol.
Ella supo que él ni siquiera se acordaría de su nombre, ni de que la había conocido, y entonces quiso morir. Pero fue cobarde; prefirió morir poco a poco, quedarse sin corazón y sin alma, puesto que eran de él, y sin él, de nada le servían.
Juró que nunca volverían a penetrar en sus emociones. Estas se volvieron de piedra, inquebrantables, inmunes al paso del tiempo.
Creyó que ya no le quedaban más lágrimas, pero las derramó en abundancia antes de vaciarse por completo. Aún, cuando le recuerda, sigue haciéndolo. Es entonces cuando se balancea, oscila entre el pasado y el presente, y sin atreverse a mirar al futuro, se deja envolver por los recuerdos que siempre acaban en él, porque muy a su pesar no lo ha olvidado, ni le olvidará nunca.
Él habrá cambiado. Otra disfrutará de él, de sus manos de pianista, sus labios finos dibujando en el espacio cálidas sonrisas, de sus ojos oscuros rebosando dulces palabras de amor.
Nunca volverá a verlo, pero cuando cierra los ojos, lo ve tal y como lo conoció, y entonces vuelve a sentir, a creer firmemente que vuelve a tener un corazón… Un corazón que no podrá entregar a nadie, porque pertenece a aquel que conoció una noche cualquiera en no importa qué lugar.
Se siente segura en su anonimato. Aún hoy piensa que, si él conociera una mínima parte de lo que ella le amó, todo se derrumbaría como un castillo de naipes.
Pero sabe que, si su amor por él se destruyera del todo, jamás podría vivir viva, sino que lo que haría es, como lo hace cada día, vivir MUERTA".

Y para rematar, una cita de autor desconocido pero que siempre me gustó:

"Se va la gente... No podemos hacer que vuelva. No podemos renacer sus mundos secretos, y siempre tengo ganas de gritar ante esta impotencia".