A un paso de tener un nuevo "encontronazo" con la historia de esta mi ciudad, he decidido pasarme por aquí para dejaros alguna que otra pincelada de una tradición de la que los benaventanos estamos muy orgullosos, siempre que se lleve a cabo de forma respetuosa y condenando de antemano la barbarie, por supuesto.
Cuentan las leyendas (puede ser que sea cierto, o puede ser que no), que en el suntuoso y extraordinario castillo de Benavente, allá por el siglo... ¡Uuuufff, hace muchísimo!, vivía una condesa con un hijo un poco díscolo e inquieto. El muchacho, que por entonces contaba unos 19 añitos, mostraba su predilección por la fiestas taurinas, y la condesa, que no parecía poder negarle nada a su hijo del alma, le permitía su participación en todo lo que se le ponía por delante.
Aquí os dejo una imagen del célebre Castillo a finales del siglo XIX, para que os hagáis una idea de lo que pudo haber sido en sus buenos tiempos.
Bueno, el caso es que en una de esas juergas, el condesito perdió la vida a manos de un enorme astado mientras se celebraban las fiestas del Corpus Christi.
La condesa, rota por el dolor, decretó que, a partir de ese día, todos los años se sacara a las calles un toro atado a una soga, al que posteriormente se le daría muerte, en recuerdo y en castigo por la muerte de su hijo.
Hasta ahí la leyenda, con todos los ingredientes para que haga honor a su nombre. La historia nos dice que la fiesta como tal ya tenía lugar en el siglo XV, dentro de las celebraciones del Corpus Christi, y aparecía como "Buey ensogado" o "buey enmaromado".
Posteriormente, a mediados del siglo XVIII, ya aparece con el nombre dem"toro enmaromado de la víspera del Corpus".
Aquí un monumento dedicado tanto al toro como al corredor, colocado muy cerquita de mi casa...
En todo caso, sea cual sea su origen, aquí estamos un año más, esperando con ansia la llegada del Miércoles Grande, a las 19.30 horas de la tarde, cuando el elegido de este año comenzará a recorrer nuestras calles entre gritos y ovaciones.
Os lo presento:
Se llama CORTADOR. Saluda a los benaventanos y da la bienvenida a todos los que, no siendo de aquí, quieran acercarse a compartir con nosotros tan magno acontecimiento.
Para ellos van, especialmente, algunas recomendaciones por mi parte:
En primer lugar, procurad disfrutar de todos los eventos programados EN PLENITUD DE FACULTADES. El alcohol, cuando no haya bichos de por medio. El toro va con una maroma, pero es un animal peligroso e imprevisible. Realmente, no serías el primero al que engancha por hacerte el valiente o llevar unas cuantas copas de más. Así pues, PRECAUCIÓN.
En segundo lugar, y al menos tan importante como el primero, es el RESPETO. Respeto hacia el toro, porque es un animal noble, elegante y digno, que hace honor a nuestra tradición año tras año. QUEDA TERMINANTEMENTE PROHIBIDO TOCAR AL TORO, y muchísimo menos acercarse a él con cualquier objeto. RECHAZAMOS DE PLENO CUALQUIER TIPO DE MALTRATO.
Y por último, para los que no sean tan devotos de lo taurino y sí de la música, que disfruten de las peñas y sus charangas, pues ellas son el alma de las fiestas. Aquí os dejo un par de fotos de algunas de ellas. Hay tantas que, si quisiera ponerlas todas, tendría que abrir otro blog.
Hasta aquí mi pequeño homenaje a las Fiestas del Toro Enmaromado, declaradas de interés turístico regional y con una tradición centenaria.
Espero que, como poco, os haya gustado, porque mi intención es deciros que...
¡ESTAIS TOD@S INVITAD@S!
¡¡Que flipe!! Otra zamorana, bueno, yo vivo en Zamora capital pero me alegro que haya tanto arte por estas nuestras tierras zamoranas.
ResponderEliminar-----------------------------------
Te invito a mi blognovela que llevo escribiendo desde hace unos meses y no me va nada mal.
http://retratodeunasesino.blogspot.com.es/
Hola! Gusto en conocerte!
ResponderEliminarDoy por hecho que ya no matan al pobre toro, verdad? Me encanta que pusiste la historia del mito, aunque dices que ya antes lo hacían. En serio, la historia y sus misterios y sus retazos que aún nos quedan en la actualidad.
Saludos!
Pues siento decirte que al final lo sacrifican, pero lo hacen en el matadero municipal, como a cualquier res para el consumo. El animal no sufre. Yo tampoco estoy muy conforme con su final, pero ¡qué se le va a hacer! Así es la tradición, aunque gracias a Dios sin que haya barbarie de por medio, ¿eh?
EliminarBesos y gracias por tu opinión!!